Escucho
un espeluznante crujido de huesos. Ahora ya sé lo que es tocar el
cielo.
El
culpable paradójico
de esta maravillosa sensación es
el fondo de un profundo barranco.
Desconozco
si estoy despierto o aún sigo durmiendo. John
Bonham utiliza
mi
cabeza a modo de bombo en el más agresivo de los solos de
batería. La
boca pastosa y el mareo recalcan
mi
noche etílica. Estoy
despierto.
Los
rayos del mediodía
intentan
machacarme.
Cierro
las cortinas y busco
una
botella de agua con desesperación. No
encuentro
ninguna. Ella
no está en la cama; el
lecho tampoco huele a hembra, mucho menos a sexo. Algo no cuadra.
Me
dirijo
como
puedo
al cuarto de baño y
bebo
a
morro del grifo como
un perro lanudo tras un largo paseo en un día caluroso. Mi
paladar sabe
a
alcohol y
mi alma a culpa.
El
líquido vital consigue
mejorar mi
salud, aunque
me
cuesta mantenerme en pie. Así
que tumbarme
en la cama es
la
única solución que se me
antoja
viable. Desconozco
donde se ha metido esa putita.
Me gustaría analizarla
a la luz del día y comprobar que se trata de una belleza y no de un
orco que me hechizó con alcohol y drogas.
Tengo
que buscar una buena excusa, la mejor excusa de mi vida para
convencer a María.
Mis
ojos vuelven
a cerrarse
sin
llegar a seducir a Morfeo.
Intento
recordar con todo lujo de detalles lo
que hice en esta
cama; tener masturbaciones de calidad en las próximas semanas
depende de ello.
Desgraciadamente,
me invade un sentimiento de culpabilidad. Tener un desliz hace
peligrar
mi proyecto de futuro.
¿Qué
hiciste anoche maldito gilipollas? Mi autopregunta no pretende la
respuesta, sé muy bien lo que hice anoche.
Pepe
tuvo la culpa, ese maldito cerdo sin escrúpulos no cejó en su
empeño hasta meterme sus ideas sobre las bondades de la infidelidad.
He tirado mi futuro por el caño.
Quizás
soy injusto con Pepe, mi amigo es el vivo reflejo de mi mismo si yo
no fuera tan cobarde. Pepe tiene las cosas muy claras. La culpa es de
María, la mujer atenta, buena, dulce y maravillosa. ¿Qué sabrán
ellos? Si por lo menos me diera algún buen motivo para ponerle los
cuernos, ahora no me sentiría tan mal.
Incluso
me dio el visto bueno para salir con mis amigos porque me veía
agobiado. Y eso que la dejé más tirada que una novia que ha estado
preparando una cena romántica y la dejan en la estacada. Básicamente
eso es lo que le hice a María ayer por la noche.
<<Claro
cariño, diviértete, te lo mereces. Te veo triste últimamente,
necesitas que te de el aire. No te preocupes por la cena, habrá más
sábados.>>
Calma
Manuel, la culpa es tuya, deja de buscar culpables, asume que eres un
mierda, que has engañado a una persona que no lo merecía. En cuanto
llegues a casa se lo vas a contar todo.
¿Sé
lo diré? ¿Y si me deja? Si rompe conmigo se acabó vivir tan bien
sin pegar un palo.
Además,
no hay testigos, salió todo a la perfección. Estuve muy atento a
todo, ni una sola cara conocida, solamente ella, Pepe, su amiga y yo.
El crimen prefecto.
¿Existe
el crimen perfecto? Si existiera, la hermana de María sería un mal
recuerdo.
Ojalá
existiera el crimen perfecto.
Lo
de ayer será nuestro gran secreto, dos hombres sumidos por la
monotonía que se han dado un chute de vida. En cuánto me encuentre
mejor iré a la habitación donde duerme Pepe y nos marcharemos de
esta casa sin dejar ni rastro.
Fue
sólo una canita al aire, a todo el mundo le ha pasado y yo no iba a
ser diferente.
Los
hombres somos infieles por naturaleza, Pepe tiene toda la razón.
Pero
María, si no fuera tan perfecta ahora mismo no estaría montando este
juicio implacable y el martillo del juez no estallaría de manera tan
despiadada dentro de mi cerebro.
Y
luego está su dinero. Joder, un partido así no se puede
desaprovechar.
No
te autoengañes, lo haces por su dinero.
La
culpa es de la desgraciada de su hermana, la tiene tomada contigo.
Ojalá se muriera.
Los
hombres somos infieles por naturaleza, eso es, la moralidad es una
mentira, una impostura social para dominarnos. Los hombres no podemos
luchar contra nuestra genética.
Los
hombres estamos programados para expandir nuestros genes al mayor
número de hembras posibles. Se llama supervivencia y yo no tengo la
culpa de pertenecer a la especie humana ni de tener polla.
Pepe
tiene razón. Gracias amigo, te debo un polvo. Un polvazo que me
vendrá genial para sobrellevar mi proyecto de vida sin acabar
depresivo perdido.
¡Cómo
reconforta encontrar al culpable de la desgracia! Ya puedo rememorar
mi maravillosa noche. Aunque algo no cuadra porque no paro de hacer
el pollo al ast en la cama. Debe ser la resaca, cada vez me sientan
peor. No me acuerdo de casi nada, malditas lagunas mentales.
No
te machaques Manuel, sin noches locas como la de ayer, la
vida no tendría sentido. Cuando estés mejor, te levantarás,
buscarás a Pepe y os iréis a celebrarlo.
Pepe
tiene las cosas claras…
Las
botellas vacías rebosan en la mesa de la terraza, el ambiente es
animado y festivo; es lo mínimo que se puede esperar de una zona
ocio que calienta motores un sábado por la tarde.
La
temperatura primaveral es agradable y huele a azahar gracias a los
naranjos plantados en la acera para contentar a los amantes de los
tópicos locales.
La
tristeza y la preocupación han marchado al destierro en esta hora
crepuscular.
Bueno,
no todas las preocupaciones. Siento envidia por los rostros felices,
seguro que ellos no viven con un coñazo de mujer perfecta que tiene
a una bruja por hermana.
Afortunadamente,
una mujer con mucha pasta.
-Le
dije a María que cenaríamos juntos. Me tomo la última y me
voy.-Digo sin ningún convencimiento y rezo porque las agallas broten
en mi interior.
La
culpa me corroe por dentro. María me dio la matraca durante toda la
semana con la cena de marras, sabe que no estamos pasando por un buen
momento e intenta por todos los medios reflotar el barco. Y yo, tonto
de mí le dije que sí cuando lo único que me apetece es ver a otras
mujeres, sentir que todavía sigo en el mercado.
En
honor a la verdad, le dije que sí porque hace un mes cerré la
copistería y hoy por hoy no genero ingresos. Estoy a su merced
económicamente, lo que siempre había deseado, de lo contrario la
habría mandado a cagar hace tiempo.
Mi
plan está saliendo a la perfección, en unos años seré un
mantenido y si todo va bien tendré suficiente dinero para hacer mi
vida sin tener que aguantarla.
Sin
embargo, hay algo en mi interior que hace que me sienta mal por
tratarla así. Un puto Pepito Grillo martiriza mi mente con eso de:
“María es algo más que dinero, María te quiere de verdad con tus
defectos y virtudes. María daría su vida por hacerte feliz”.
Cursilerías,
el amor es una mezcla de afecto y sexo, y del segundo hace tiempo que
me cansé.
María
nunca me gustó del todo, ni siquiera me apetecía acostarme con ella
el primer día que lo hicimos. Follo con ella por cumplir y pienso en
otras para correrme y que no se note mi desgana.
Espero
que la mente clara de Pepe me rescate y me diga que debo hacer. Aún
la tengo que aguantar unos años. No creo que soporte estar tanto
tiempo en el dique seco sin volverme loco. Mi vida puede ser un
infierno.
Pero
no puedo estropearlo por culpa de otros coños. Paciencia Manuel, si
eres paciente el premio llegará y podrás mandar a María a freír
espárragos; hermana de María incluida.
-Ni
se te ocurra dejarme tirado, esta noche nos vamos tú y yo a darnos
un homenaje. Además, no hace falta que pases por casa, vas hecho un
pincel.-Ataca mi amigo a la yugular.
Tiene
toda la razón, en teoría nos tomábamos una y a casa, pero me
afeité y me vestí para salir por si acaso, deseando con todas mis
fuerzas dejarme llevar por las sorpresas que trae la noche. Pero
María me acosa mentalmente, le prometí que cenaríamos juntos y
luego nos abrazaríamos. El último lugar donde me gustaría estar.
Nuestra
relación dura cuatro años, aunque siento que sobran tres. Un primer
año maravilloso de autoengaño y tres de lastre. Las aguas siempre
vuelven a su cauce.
Es
todo dinero, piensa en el dinero. María está forrada.
Al
fin y al cabo, tengo la vida que deseo. Ella paga todas las facturas
y además me lleva en bandeja, incluso la poca familia que le queda
me adora. Exceptuando a la entrometida de su hermana que me odia. Por
algún motivo la tiene tomada conmigo. ¿Existe el crimen perfecto?
Por
su culpa tuve que cerrar la copistería que monté con el dinero de
María. Fueron los dos mejores años de mi vida y aquella asquerosa
lo echó todo a perder.
Si
pudiera la estrangularía, pero siempre va un paso por delante mía.
A
toda cerda le llega su San Martín. Muchas veces sueño despierto que
la despeño y cae al fondo de un barranco. El crimen perfecto, fue un
desgraciado accidente.
Me
imagino la escena del coyote y el correcaminos, pero sin sonido
neutral en el impacto. En mi paraíso particular el efecto sonoro lo
suple el crujido de todos los huesos de su cuerpo, incluidos los
pequeñitos que tenemos en el odio. Todos y cada uno de los huesos
haciendo un ruido tan desagradable que mis dientes chirrían como si
unas uñas estuviesen rascando una pizarra.
Si
existe la música celestial debe ser algo parecido a eso, y los
huesos de la hermana de María son el arpa de un querubín.
-Pedimos
otra ronda y lo debatimos, me siento mal tío.-Contesto con
teatralidad.
-Otra
y luego otra más.-Dice Pepe.-Las chicas de atrás están buenísimas,
me las follaba a todas. Es la primavera Manuel, estoy tan salido que
ya me gusta hasta mi mujer. No seas memo y vente, hoy la
liamos.-Remata el chimpancé en celo que intenta llevarme a su
terreno. Pepe es un manipulador.
Me
gusta hasta mi mujer. Ojalá yo estuviese tan salido.
Pepe
es un cabrón, está casado y tiene dos niños. Es un impostor, un
supuesto padre modelo, un mosquito muerto de cara a la galería.
Nunca te fíes de un mosquito muerto.
Pepe
es un fraude. Si le apetece pasar un rato con una de sus múltiples
amantes le monta una escena ficticia a su esposa, se hace el ofendido
y se marcha en pos de su chochito de turno; así llama a sus amigas.
A
saber que rollo les contará. Pepe es un psicópata de manual. Para
colmo, es un machista y un celoso, el pack completo. Y por supuesto
un putero. Pepe odia a las mujeres.
Sin
embargo, tengo envidia de su vida sexual. Pepe es un fenómeno.
-Voy
a cambiarle el agua al águila imperial y de paso medito sobre qué
hacer.-Digo a la vez que idolatro a mi miembro viril. Pasar el rato
con Pepe te acaba convirtiendo en Pepe.
La
necesidad fisiológica es buena excusa para llamar a María en la
intimidad. No quiero que mi amigo piense que soy un calzonazos. No
quiero que mi hombría quede en entredicho.
De
camino al meódromo me miran dos chicas. Todavía soy un tipo
atractivo. Me vengo arriba. Cuatro años con la misma chica. Estoy
desaprovechado. Si no fuera por la pasta.
La
barriga que brota de mi cuerpo puede retornar a su estado de tableta.
Todo es ponerse.
El
baño protesta contra la falta de higiene en la hostelería. La
ausencia de pestillos en los compartimentos indica que el dueño está
harto de los cocainómanos.
Me
encantan los antros, sacan mi lado canalla.
Las
paredes están llenas de pintadas realizadas por autores
improvisados; si alguna de las frases es original, el mundo está
negando a grandes poetas.
Una
de las frases llama mi atención: “Fuma, folla y bebe que la vida
es breve”.
Lo
que me faltaba.
Cuánta
razón por otra parte. Si después de la muerte nos convertimos en
abono me estoy perdiendo demasiados polvos. Polvo eres y en polvo te
convertirás, pero durante el proceso ningún polvo pegarás. Todo
por culpa del puto dinero de mi novia. Es el sacrificio que tengo que
hacer. Nada es gratis en esta vida.
Debo
ser paciente, nunca se sabe si algún día María montará un negocio
que vaya sobre ruedas y me pondrá al frente. Así le daría la
patada con total tranquilidad.
Ese
es mi proyecto de vida. Y después me hincharé a follar.
A
muchas mujeres les importa poco la edad si tienes pasta. Son todas
unas putas.
Me
estoy volviendo loco. Los hombres necesitamos encerrar a la anguila
en alguna celda húmeda.
Ya
en el baño, espero mi turno para mear, un Murphy de manual porque no
me aguanto. Una esvástica pintada encima de una hoz y martillo, un
imprescindible en un baño público, me recuerda a un documental
sobre los últimos días del círculo más íntimo de Hitler.
Aquellos
nazis encerrados en el Bunker de la Cancillería se dedicaron a beber
y a follar como posesos mientras los siberianos de Zhukov bailaban la
Kalinka encima de sus cabezas.
A
un humano le entran ganas de practicar sexo cuando sabe que va a
morir, busca aquello que le hace más feliz.
La
culpa la tienen las endorfirnas.
Si
existe Dios debe ser algo parecido a una endorfina. Lo más cerca de
estar con Dios es en un orgasmo. Dios es un orgasmo. La culpa es de
Dios. No podemos luchar contra la naturaleza.
Y
Él nos castiga enviándonos mujeres estrechas y desafiantes. Cómo
odio a la hermana de María.
Menos
mal que aprieta pero no ahoga porque siempre hay guarras que se dejan
hacer.
El
inquilino del urinario termina su desalojo y con un gesto me indica
que mi vejiga puede ser descargada. No existe sensación más
agradable que mear cuando tienes muchas ganas, es un microorgasmo en
toda regla.
Mientras
meo de pie la pared de azulejos baratos y sucios se convierte en el
muro de las lamentaciones. Los bunkerizados nazis folladores hacen
que me olvide durante unos benditos segundos de María, pero Doña
Perfecta es terca y vuelve una y otra vez como la mala hierba.
Y
toca llamarla.
Llega
el momento de la verdad. A la mierda la llamada, el Whatsapp es
perfecto para hacer la avestruz.
<<Hola
cariño.>> <<¿Te importa si ceno con estos?>>
<<Hace mucho que no nos reunimos todos y no les puedo decir que
no.>> <<Prometo compensártelo.>> <<TQ>>
Cruzo
los dedos y el Rubicón. Necesito esa ronda más que nunca. Las
chicas ya no me miran cuando vuelvo a pasar. Menudas calientapollas.
La noche es mía.
Mi
teléfono móvil vibra. Es María dándome luz verde. Buena chica.
Menos mal que no tengo que llegar al punto de forzar discusiones y
hacerme la víctima para salirme con la mía como hace Pepe.
Las
cervezas dan paso a los chupitos, apenas picamos algo y eso aumenta
nuestra borrachera. Tetas y culos. Nos medimos los penes. Culos y
tetas. Pienso con preocupación en la mentira que le he contado a
María. No estoy en ninguna reunión de amigos.
Observo
a mi alrededor en busca de caras conocidas como una gacela que acaba
de detectar el olor de la leona en la espesura. Me parece ver la
cara de la hermana de María, pero es una ilusión óptica, un engaño
de la mente.
Estoy
obsesionado con esa perra, María me dijo que su hermana se fue a
hacer barranquismo o alguna mierda de esas relacionadas con la
montaña, es imposible que esté por aquí.
¿Dejaría
huellas despeñar a alguien por un barranco? Por su culpa tuvimos que
cerrar la copistería, con lo bien que estaba yo allí sin dar un
palo al agua. También fue ella la que propuso colocar cámaras de
vigilancia on-line. Es por seguridad. Maldita perra con mirada de
gorgona, por su culpa no pude hacer de la trastienda un picadero.
¿Cuántos
polvos habré perdido por su culpa? Nunca lo sabré. Los polvos
perdidos son los peores, los que nunca fueron. Yo tengo uno que me
amarga, lo llamo “Mi gran polvo perdido”.
Soy
un memo.
Sucedió
hace un par de años en una discoteca, una zorrita bailaba con unas
amigas sin quitarme la vista de encima. Por aquel entonces, todavía
conservaba mis abdominales perfectas.
-Tío
dile algo, te está follando con la mirada.-Dijo Pepe con voz de
incredulidad.
-Tengo
novia, parece mentira que no lo sepas.-Repliqué haciéndome el
ofendido.
-O
le dices algo o me la trajino yo.-Dijo el mayor gilipollas sobre la
faz de la tierra.
No
hizo falta, aquella rubia de pelo corto y curvas de infarto vestidas
de blanco se fue acercando lentamente hasta mi zona de seguridad sin
darme yo cuenta. Qué buena que estaba. No me lo podía creer. Pepe
tampoco.
Entonces,
llegó la tragedia, la que ya se mascaba en mi interior.
Fue
ella quien tomó la iniciativa y me invitó a echar unos bailes. A
mí, a un tronco con patas al que le da vergüenza bailar.
Intercambiamos cuatro palabras que no recuerdo y casi sin venir a
cuento su boca pretendió comerse la mía.
No
la cagues, María tiene pasta.
Le
hice la cobra, la más grande y temida de la India. Me convertí en
una jodida y absurda cobra. Qué imbécil. Y para rematar le dije que
era muy guapa, pero tenía novia.
Jaque
Mate a la oportunidad dorada.
Una
ocasión así se tiene una vez en la vida y yo la tiré por el
retrete.
Si
por lo menos supiera su nombre la habría buscado por las redes
sociales. Como vino, se fue.
Volví
un par de veces por aquella discoteca con la esperanza de un
reencuentro y nada, se la tragó la tierra.
Y
allí quedé yo en desamparo, haciéndome más pajas que un mono de
zoo y con cara de bobo. Para colmo, sintiéndome sucio porque en
cierto modo le puse los cuernos a mi novia con esa chica que jamás
probaré. ¿Por qué tengo ese sentimiento? Estoy con ella por su
dinero. No puedo caer más bajo, me siento mal por serle infiel a mi
novia con una realidad paralela.
Ojalá
fuese como Pepe.
Pepe
no tiene arrebatos ñoños como me sucede a mí. Estoy seguro que la
culpa de ser tan blando es de Coelho y sus perogrulladas de autoayuda
que consiguieron nublar mi mente durante un tiempo.
No
hagas lo que no quieras que te hagan y mierdas similares.
Del
puto Coelho y de los plañideros que tengo en las redes sociales
proclamando al mundo su mala suerte porque el quinto amor de su vida
de ese año, al que conocieron en Tinder, les ha dejado; y en vez de
hacerse autocrítica y entonar un “mea culpa” se escudan en
cartelitos repletos de frases vacías. Filosofia barata que colapsa
la cabeza.
Cuando
alguien desea algo de todo corazón, el universo entero conspira para
ayudarle a cumplir con ese sueño. Por supuesto Coelho, ten huevos a
predicar esa frase en el Cuerno de África a ver qué te dicen. Hijo
de la gran puta.
Cuando
alguien desea, bla, bla, bla...YO ME QUIERO FOLLAR A OTRA. Eso es lo
que deseo. Quiero que alguien conspire para que se la pueda meter a
alguna.
Por
otra parte, la voz de mi madre intenta hacer de contrapeso. Ten
cuidado con lo deseas porque se puede hacer realidad decía ella.
Mi
madre es una buena mujer con valores, pero sin un puto duro. Qué
sabrá esa perdedora. Deseo follarme a otra, eso es lo que deseo.
Será
un oasis en el desierto con la que llevar una vida de asceta hasta
que le chupe a María toda la sangre y pueda independizarme.
Lo
mejor es no pensar y dejarse llevar...
Muchas
copas después nos vamos a la discoteca del polvo perdido, hay buen
“ganao”.
La
Reina de mis Pajas ni está ni se le espera, pero me olvido pronto de
ella. Hay donde elegir y esta noche los astros están alineados. Una
chica no deja de mirarme con ojos lascivos.
Antes
de lanzarme, me doy un par de vueltas por la sala. Todo despejado.
Pide pista que despego. Me está saliendo tripa por culpa de María y
su obsesión por la cocina, aunque seguro que me quiere cebar para
hacerme solamente suyo. Con lo que yo era, la envidia de una estatua
griega. Años y años de gimnasio tirados por la borda por culpa de
esa chalada que no para de cocinar. Todo por agradar. Todo por
convertirme en un gordo. Pero hay mujeres a las que no les importan
los gordos mientras éstos tengan dinero.
Mis
abdominales han desaparecido, mi swing discotequero sigue intacto.
Esta
vez Pepe rebosa satisfacción. Pepe es un amigo y me echa un capote
con la amiga de mi objetivo. Las dos tienen ganas de mambo. Las dos
caen en nuestras telas de araña.
Me
revienta un poco seguir bebiendo, las dos no paran de pedir chupitos
y más chupitos. Ni Pepe ni yo podemos decirles que no; cuánto más
ciegas vayan mucho mejor. Y eso no es todo, van de pastillas hasta
las cejas y nos ofrecen.
En
principio nos negamos, pero Pepe me convence porque según él las
tías se ponen muy cachondas. Pepe es un buen amigo. Chupitos y más
chupitos. Creo que me tomo otra pastilla. Menos mal que aviso a María
de que no iré a dormir a casa. Le suelto algún rollo relacionado
con ir a pescar. Apago el móvil. Quedarse sin batería es un
clásico. Más chupitos.
Es
hora de irse a un lugar donde las miradas indiscretas no tengan
cabida. Premio. Mi próximo polvo ofrece su casa. Nado en una laguna
mental. Las pastillas no me están sentando nada bien...
La
culpa de hacer el pollo al ast la tiene la cama ajena y la extraña
habitación. De la chica ni rastro. Algo no cuadra. Por algún motivo
conozco el lugar.
Busco
mi teléfono móvil y mi cartera en los pantalones. Todo está en
orden.
No
recuerdo nada, sólo el polvazo, pero tampoco cuadra. La chica era
morena y en mi memoria estoy follando con una zorrita rubia vestida
de blanco. Poco a poco me acordaré.
Malditos
chupitos. Maldita resaca.
Me
entra el hambre, busco la cocina como
un asaltador de diligencias. La casa me suena mucho, estoy en
un pequeño chalet.
La
cocina es
horrible y su estilo
“Discovery 1”
no invita
a la inspiración en el arte culinario.
El
espacio es frío, casi diría que frígido como la hermana de María:
encimeras monótonas de cuarzo blanco, vitrocerámica, abuso de
rectas y ángulos, y por encima de todo, obsesión por esconder
cacharros y utensilios como si fueran objetos de los que
avergonzarse.
Conozco
bien la cocina. Mi corazón late a ritmo de batucada,
me encuentro en el chalet de la hermana de María. Estoy en una
pesadilla. Mi plan peligra como nunca lo había hecho. ¿Cómo he
sido tan imbécil?
De
repente, unas voces comienzan a revolotear a mi espalda. María
Magdalena, su hermana, la mujer de Pepe y las dos chicas que
conocimos ayer me observan como si yo fuera una criatura repulsiva.
Envidio
a Houdini. Invoco al gusano de Arrakis, pero ninguna lombriz gigante
aparece del subsuelo para tragarme.
La
hermana de María se erige en portavoz:
-A
todo cerdo le llega su San Martín. Sabía que no eras de fiar. Las
pastillas eran tranquilizantes, Pepe y tú sois idiotas. Casi que
deberíais darme las gracias por la lección.-Sonríe con
autosuficiencia.-Espero que le pidas perdón a María y te marches
por donde has venido. No te la mereces. Eres un aprovechado que no la
quiere.- Dice furibunda.
María
y la mujer de Pepe son dos plañideras. No puedo mirar directamente a
María, su visión me quema.
Las
dos ganchos son guapas, un par de ganchos en la mandíbula. Son
guapas pero yo sólo veo a dos guerreros orcos portando cimitarras
envenenadas.
La
cara de la hermana de María es la viva imagen de la satisfacción.
Se ha salido con la suya y está disfrutando del maravilloso momento,
paladeando hasta el átomo más diminuto de mi derrota.
La
guerra interna me desgarra. Un desgarro total, nada de cuentos.
Jodido gusano de Arrakis que no ha venido.
De
repente, un ramalazo de bondad aparece en mi interior: es la
redención ante el inminente juicio final. El pensamiento racional se
desvanece.
Tengo
mucho miedo. El aire entra en mis pulmones, pero me ahogo. La
angustia está ganando.
La
zorra de la hermana de María no puede ganar.
Piensa
rápido, el futuro dorado que siempre había soñado se borra como
Marty McFly en una fotografía.
Me
invade el sentimiento de culpa.
Pienso
en mi poca amabilidad con la hermana de María. Me habría gustado
ganarme su confianza, jamás tuvimos que llegar a este punto.
Pienso
en María, es un chica extraordinaria y yo he jugado con ella por su
dinero.
Pienso
en mi madre, a la que no le dispenso ni un minuto desde hace años
porque no me aporta nada económicamente.
¿Será
verdad que los soldados que están a punto de morir piensan en sus
madres? Si Hollywood no nos la ha colado, tiene sentido. Los humanos
antes de ser reclamados por la muerte intentan volver a la placenta,
el primer lugar que conocieron de este plano existencial.
Pido
perdón a todos en mi mente por comportarme como un parásito
deleznable.
Entonces,
un rayo de luz ilumina mi negrura espiritual. Cerca del chalet hay un
barranco, si salgo corriendo estoy seguro que la hermana de María me
perseguirá y una vez en el borde del accidente geográfico, la
empujaré. Y cuando llegué María montaré una escena diciendo que
fue todo un accidente, pediré perdón por lo que acaba de suceder y
trataré de salvar a la zorra, aunque será inútil porque estará
más muerta que la vida laboral de un filósofo.
Y
María, rota por dentro, será carne de cañón. Una mujer
desconsolada es un ser muy vulnerable.
El
plan es descabellado, pero puede funcionar. Mi dinero no está
perdido del todo.
El
juicio final se pospone. Mientras hay vida, hay esperanza.
Salgo
corriendo de allí como la corza herida. Los gritos de reproche se me
antojan lejanos por culpa del efecto túnel. Correr es la máxima.
Correr para alcanzar mi futuro brillante.
Parezco
un cobarde, pero no huyo, estoy lamiendo mis heridas para volver a la
carga.
Atravieso
campos, bosquetes, carreteras de urbanización. El sol cae a plomo,
pero no me importa. La resaca no es un impedimento. Un último
esfuerzo y todo habrá valido la pena.
Los
aguerridos y espinosos arbustos del sotobosque mediterráneo intentan
frenar mi marcha lanzando cuchilladas contra mis piernas. No me
importa. Los romeros no huelen a esa exquisita mezcla de pino y
limón; huelen mejor: a victoria.
Por
fin, llego al desfiladero, cuarenta metros abajo las piedras parecen
dientes con ganas de morder. El desdichado que tenga aquí un desliz
no disfrutará de una segunda oportunidad.
Me
giro y allí está ella, su cara de satisfacción es historia.
-Déjame
en paz, mi vida no tiene sentido. Lo mejor para todos es quitarme de
en medio. Le he hecho mucho daño a María y nunca me lo perdonaré.
El sentimiento de culpa me corroe.-Acércate hija de perra.
-Manuel
no seas imbécil, me estás asustando. Una cosa es portarse como un
capullo y otra ser un cínico. No te lo tomes a mal, nunca me
gustaste, se notaba a leguas que querías aprovecharte de mi hermana.
Y no te equivoques, no te tengo por una mala persona, solamente por
un vago aprovechado.-Dice nerviosa.-Vete de nuestras vidas y
recapacita. Que te sientes mal por lo que acaba de pasar dice mucho
de ti.-Dice desesperada. No parece que las tenga todas consigo.
-Ya
es tarde, sin María mi vida no tiene sentido. No podré soportar una
vida sin ella, o lo que es peor, una vida sin ella sabiendo que le
hecho tanto daño. María no merecía eso. Dile que la quiero.-Amago con tirarme.
Un
chillido desgarra la atmósfera. La hermana de María corre a mi
encuentro buscando mi salvación. Yo subo la apuesta corriendo
riesgos. El dinero de María bien lo vale.
Algunas
piedras se descuajan y caen al lecho seco del barranco. Eso no me lo
esperaba. Por un segundo pierdo el equilibrio y me acojono, el suelo
que me soporta pretende hacer un descenso de cuarenta metros.
No
puede ser, intento agarrarme a la nada, el miedo me paraliza en el
peor momento de mi vida.
Y
cuando todo mi plan se viene abajo, cuando las piedras de abajo me
reclaman, un brazo me rescata y me lanza tierra adentro. La hermana
de María me ha salvado.
Todo
sucede demasiado rápido, sin embargo parece que Dios está pasando
el tiempo fotograma a fotograma. El movimiento de inercia ha puesto a
la hermana de María en el filo del vacío. Los papeles han cambiado.
Con los ojos me pide ayuda, si soy rápido la podría coger de una
extremidad y devolverla a la zona de seguridad.
Una
roca bajo sus pies se resquebraja. Más difícil todavía. La hermana
de María está a mi merced. Si salto sobre ella la salvaré. Ella me
perdonará, María me perdonará. Seré un héroe que nadará el
resto de su vida en abundancia sin pegar un palo al agua.
¿Existe
el crimen perfecto? No puedo correr riesgos y además se lo merece.
-Adiós
zorra.
Escucho
un espeluznante crujido de huesos. Ahora ya sé lo que es tocar el
cielo.
El
culpable paradójico de esta maravillosa sensación es el fondo de un
profundo barranco.
El
berrido más espeluznante que han escuchado alguna vez mis oídos me
saca del ensimismamiento momentáneo. Con lo que estaba disfrutando
del espectáculo.
Me
giro y veo a María y a los pseudoligues. Lo han visto todo, han sido
testigos del accidente. Han visto que yo no la empujé. Mi dinero
está a salvo. Mi futuro brillante sigue su curso.
Ahora
toca ponerse dramático y hacer el paripé de salvador.
María
no fue culpa mía, ha sido un cúmulo de infortunios, de desgracias
que no se curan en soledad. Intenté salvarla, hice todo lo que pude.
Dios mío ¿por qué eres tan injusto?
El
dolor nos unirá. María, lo estoy pasando fatal por la muerte de tu
hermana, ha sido todo por mi culpa, no sé como podré vivir con un
estigma tan lacerante. Ayúdame. Ayudémonos.
Y
con el tiempo, cambio de rumbo: tu hermana era una paranoica, la
culpa de esa noche la tuvo Pepe. Ella veía siempre fantasmas donde
no los había. Aún así, hice todo lo que pude por salvarla.
-Noooo,
quise salvarla y no pude hacer nada. Vosotras lo habéis visto.
Joder, joder. Maldita sea.-Grito desesperado.-Rápido, pedid ayuda,
voy a bajar como sea al fondo del barranco a socorrerla. Qué
desgracia, qué desgracia. Creo que está viva, voy a hacer todo lo
que esté en mi mano. Corred, llamad a emergencias mientras yo bajo a
rescatarla.
Estoy
empalmado y muy cachondo. Mi proyecto jamás había estado tan cerca
de materializarse.
Por
si fuera poco, la hermana de María también heredó una buena suma
de sus padres y María es la heredera de su hermana. Pepe es abogado,
seguro que me puede asesorar sobre como convertirme en el heredero de
María.
Tañidos
de campana resuenan entre vestidos blancos y papeles oficiales.
Seguro
que tu hermana lo habría querido así.
Observo
a María como un pollo sin cabeza cerca del barranco. Pensar en la
herencia me acaba de dar una idea.
¿Existe
el crimen perfecto?
GLOSARIO:
Discovery
1: Nave
espacial de ciencia ficción que aparece en la película 2001: Una
odisea del espacio de Stanley Kubrick, así como en la saga de
novelas Odisea espacial de Arthur C. Clarke.
Gueorgui Zhukov: Mariscal soviético, artífice de las mayores victorias del ejército rojo durante la 2GM (Moscú, Leningrado, Stalingrado, Kursk, Varsovia y Berlín).
Gusano
de Arrakis: Forma de vida ficticia del planeta desértico Arrakis del
Universo Dune.
Harry Houdini: Ilusionista y escapista austrohúngaro nacionalizado estadounidense.
John
Bonham: Baterista del grupo Led Zeppelin.
Marty
McFly: Protagonista de la trilogía “Regreso al Futuro”,
interpretado por Michael J. Fox
Morfeo:
Dios de los sueños en la mitología griega.
Paulo
Coelho: Novelista, dramaturgo y letrista brasileño.
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