martes, 24 de julio de 2018

La culpa


Escucho un espeluznante crujido de huesos. Ahora ya sé lo que es tocar el cielo.
El culpable paradójico de esta maravillosa sensación es el fondo de un profundo barranco.

Desconozco si estoy despierto o aún sigo durmiendo. John Bonham utiliza mi cabeza a modo de bombo en el más agresivo de los solos de batería. La boca pastosa y el mareo recalcan mi noche etílica. Estoy despierto. Los rayos del mediodía intentan machacarme.
Cierro las cortinas y busco una botella de agua con desesperación. No encuentro ninguna. Ella no está en la cama; el lecho tampoco huele a hembra, mucho menos a sexo. Algo no cuadra.
Me dirijo como puedo al cuarto de baño y bebo a morro del grifo como un perro lanudo tras un largo paseo en un día caluroso. Mi paladar sabe a alcohol y mi alma a culpa.
El líquido vital consigue mejorar mi salud, aunque me cuesta mantenerme en pie. Así que tumbarme en la cama es la única solución que se me antoja viable. Desconozco donde se ha metido esa putita. Me gustaría analizarla a la luz del día y comprobar que se trata de una belleza y no de un orco que me hechizó con alcohol y drogas.
Tengo que buscar una buena excusa, la mejor excusa de mi vida para convencer a María.
Mis ojos vuelven a cerrarse sin llegar a seducir a Morfeo. Intento recordar con todo lujo de detalles lo que hice en esta cama; tener masturbaciones de calidad en las próximas semanas depende de ello.
Desgraciadamente, me invade un sentimiento de culpabilidad. Tener un desliz hace peligrar mi proyecto de futuro.

¿Qué hiciste anoche maldito gilipollas? Mi autopregunta no pretende la respuesta, sé muy bien lo que hice anoche.
Pepe tuvo la culpa, ese maldito cerdo sin escrúpulos no cejó en su empeño hasta meterme sus ideas sobre las bondades de la infidelidad. He tirado mi futuro por el caño.
Quizás soy injusto con Pepe, mi amigo es el vivo reflejo de mi mismo si yo no fuera tan cobarde. Pepe tiene las cosas muy claras. La culpa es de María, la mujer atenta, buena, dulce y maravillosa. ¿Qué sabrán ellos? Si por lo menos me diera algún buen motivo para ponerle los cuernos, ahora no me sentiría tan mal.
Incluso me dio el visto bueno para salir con mis amigos porque me veía agobiado. Y eso que la dejé más tirada que una novia que ha estado preparando una cena romántica y la dejan en la estacada. Básicamente eso es lo que le hice a María ayer por la noche.
<<Claro cariño, diviértete, te lo mereces. Te veo triste últimamente, necesitas que te de el aire. No te preocupes por la cena, habrá más sábados.>>
Calma Manuel, la culpa es tuya, deja de buscar culpables, asume que eres un mierda, que has engañado a una persona que no lo merecía. En cuanto llegues a casa se lo vas a contar todo.
¿Sé lo diré? ¿Y si me deja? Si rompe conmigo se acabó vivir tan bien sin pegar un palo.
Además, no hay testigos, salió todo a la perfección. Estuve muy atento a todo, ni una sola cara conocida, solamente ella, Pepe, su amiga y yo. El crimen prefecto.
¿Existe el crimen perfecto? Si existiera, la hermana de María sería un mal recuerdo.
Ojalá existiera el crimen perfecto.
Lo de ayer será nuestro gran secreto, dos hombres sumidos por la monotonía que se han dado un chute de vida. En cuánto me encuentre mejor iré a la habitación donde duerme Pepe y nos marcharemos de esta casa sin dejar ni rastro.
Fue sólo una canita al aire, a todo el mundo le ha pasado y yo no iba a ser diferente.
Los hombres somos infieles por naturaleza, Pepe tiene toda la razón.
Pero María, si no fuera tan perfecta ahora mismo no estaría montando este juicio implacable y el martillo del juez no estallaría de manera tan despiadada dentro de mi cerebro.
Y luego está su dinero. Joder, un partido así no se puede desaprovechar.
No te autoengañes, lo haces por su dinero.
La culpa es de la desgraciada de su hermana, la tiene tomada contigo. Ojalá se muriera.

Los hombres somos infieles por naturaleza, eso es, la moralidad es una mentira, una impostura social para dominarnos. Los hombres no podemos luchar contra nuestra genética.
Los hombres estamos programados para expandir nuestros genes al mayor número de hembras posibles. Se llama supervivencia y yo no tengo la culpa de pertenecer a la especie humana ni de tener polla.
Pepe tiene razón. Gracias amigo, te debo un polvo. Un polvazo que me vendrá genial para sobrellevar mi proyecto de vida sin acabar depresivo perdido.

¡Cómo reconforta encontrar al culpable de la desgracia! Ya puedo rememorar mi maravillosa noche. Aunque algo no cuadra porque no paro de hacer el pollo al ast en la cama. Debe ser la resaca, cada vez me sientan peor. No me acuerdo de casi nada, malditas lagunas mentales.
No te machaques Manuel, sin noches locas como la de ayer, la vida no tendría sentido. Cuando estés mejor, te levantarás, buscarás a Pepe y os iréis a celebrarlo.
Pepe tiene las cosas claras…

Las botellas vacías rebosan en la mesa de la terraza, el ambiente es animado y festivo; es lo mínimo que se puede esperar de una zona ocio que calienta motores un sábado por la tarde.
La temperatura primaveral es agradable y huele a azahar gracias a los naranjos plantados en la acera para contentar a los amantes de los tópicos locales.
La tristeza y la preocupación han marchado al destierro en esta hora crepuscular.
Bueno, no todas las preocupaciones. Siento envidia por los rostros felices, seguro que ellos no viven con un coñazo de mujer perfecta que tiene a una bruja por hermana.
Afortunadamente, una mujer con mucha pasta.

-Le dije a María que cenaríamos juntos. Me tomo la última y me voy.-Digo sin ningún convencimiento y rezo porque las agallas broten en mi interior.

La culpa me corroe por dentro. María me dio la matraca durante toda la semana con la cena de marras, sabe que no estamos pasando por un buen momento e intenta por todos los medios reflotar el barco. Y yo, tonto de mí le dije que sí cuando lo único que me apetece es ver a otras mujeres, sentir que todavía sigo en el mercado.
En honor a la verdad, le dije que sí porque hace un mes cerré la copistería y hoy por hoy no genero ingresos. Estoy a su merced económicamente, lo que siempre había deseado, de lo contrario la habría mandado a cagar hace tiempo.
Mi plan está saliendo a la perfección, en unos años seré un mantenido y si todo va bien tendré suficiente dinero para hacer mi vida sin tener que aguantarla.
Sin embargo, hay algo en mi interior que hace que me sienta mal por tratarla así. Un puto Pepito Grillo martiriza mi mente con eso de: “María es algo más que dinero, María te quiere de verdad con tus defectos y virtudes. María daría su vida por hacerte feliz”.
Cursilerías, el amor es una mezcla de afecto y sexo, y del segundo hace tiempo que me cansé.
María nunca me gustó del todo, ni siquiera me apetecía acostarme con ella el primer día que lo hicimos. Follo con ella por cumplir y pienso en otras para correrme y que no se note mi desgana.
Espero que la mente clara de Pepe me rescate y me diga que debo hacer. Aún la tengo que aguantar unos años. No creo que soporte estar tanto tiempo en el dique seco sin volverme loco. Mi vida puede ser un infierno.
Pero no puedo estropearlo por culpa de otros coños. Paciencia Manuel, si eres paciente el premio llegará y podrás mandar a María a freír espárragos; hermana de María incluida.

-Ni se te ocurra dejarme tirado, esta noche nos vamos tú y yo a darnos un homenaje. Además, no hace falta que pases por casa, vas hecho un pincel.-Ataca mi amigo a la yugular.

Tiene toda la razón, en teoría nos tomábamos una y a casa, pero me afeité y me vestí para salir por si acaso, deseando con todas mis fuerzas dejarme llevar por las sorpresas que trae la noche. Pero María me acosa mentalmente, le prometí que cenaríamos juntos y luego nos abrazaríamos. El último lugar donde me gustaría estar.
Nuestra relación dura cuatro años, aunque siento que sobran tres. Un primer año maravilloso de autoengaño y tres de lastre. Las aguas siempre vuelven a su cauce.
Es todo dinero, piensa en el dinero. María está forrada.
Al fin y al cabo, tengo la vida que deseo. Ella paga todas las facturas y además me lleva en bandeja, incluso la poca familia que le queda me adora. Exceptuando a la entrometida de su hermana que me odia. Por algún motivo la tiene tomada conmigo. ¿Existe el crimen perfecto?
Por su culpa tuve que cerrar la copistería que monté con el dinero de María. Fueron los dos mejores años de mi vida y aquella asquerosa lo echó todo a perder.
Si pudiera la estrangularía, pero siempre va un paso por delante mía.
A toda cerda le llega su San Martín. Muchas veces sueño despierto que la despeño y cae al fondo de un barranco. El crimen perfecto, fue un desgraciado accidente.
Me imagino la escena del coyote y el correcaminos, pero sin sonido neutral en el impacto. En mi paraíso particular el efecto sonoro lo suple el crujido de todos los huesos de su cuerpo, incluidos los pequeñitos que tenemos en el odio. Todos y cada uno de los huesos haciendo un ruido tan desagradable que mis dientes chirrían como si unas uñas estuviesen rascando una pizarra.
Si existe la música celestial debe ser algo parecido a eso, y los huesos de la hermana de María son el arpa de un querubín.

-Pedimos otra ronda y lo debatimos, me siento mal tío.-Contesto con teatralidad.
-Otra y luego otra más.-Dice Pepe.-Las chicas de atrás están buenísimas, me las follaba a todas. Es la primavera Manuel, estoy tan salido que ya me gusta hasta mi mujer. No seas memo y vente, hoy la liamos.-Remata el chimpancé en celo que intenta llevarme a su terreno. Pepe es un manipulador.

Me gusta hasta mi mujer. Ojalá yo estuviese tan salido.
Pepe es un cabrón, está casado y tiene dos niños. Es un impostor, un supuesto padre modelo, un mosquito muerto de cara a la galería. Nunca te fíes de un mosquito muerto.
Pepe es un fraude. Si le apetece pasar un rato con una de sus múltiples amantes le monta una escena ficticia a su esposa, se hace el ofendido y se marcha en pos de su chochito de turno; así llama a sus amigas.
A saber que rollo les contará. Pepe es un psicópata de manual. Para colmo, es un machista y un celoso, el pack completo. Y por supuesto un putero. Pepe odia a las mujeres.
Sin embargo, tengo envidia de su vida sexual. Pepe es un fenómeno.

-Voy a cambiarle el agua al águila imperial y de paso medito sobre qué hacer.-Digo a la vez que idolatro a mi miembro viril. Pasar el rato con Pepe te acaba convirtiendo en Pepe.
La necesidad fisiológica es buena excusa para llamar a María en la intimidad. No quiero que mi amigo piense que soy un calzonazos. No quiero que mi hombría quede en entredicho.

De camino al meódromo me miran dos chicas. Todavía soy un tipo atractivo. Me vengo arriba. Cuatro años con la misma chica. Estoy desaprovechado. Si no fuera por la pasta.
La barriga que brota de mi cuerpo puede retornar a su estado de tableta. Todo es ponerse.

El baño protesta contra la falta de higiene en la hostelería. La ausencia de pestillos en los compartimentos indica que el dueño está harto de los cocainómanos.
Me encantan los antros, sacan mi lado canalla.
Las paredes están llenas de pintadas realizadas por autores improvisados; si alguna de las frases es original, el mundo está negando a grandes poetas.
Una de las frases llama mi atención: “Fuma, folla y bebe que la vida es breve”.
Lo que me faltaba.
Cuánta razón por otra parte. Si después de la muerte nos convertimos en abono me estoy perdiendo demasiados polvos. Polvo eres y en polvo te convertirás, pero durante el proceso ningún polvo pegarás. Todo por culpa del puto dinero de mi novia. Es el sacrificio que tengo que hacer. Nada es gratis en esta vida.
Debo ser paciente, nunca se sabe si algún día María montará un negocio que vaya sobre ruedas y me pondrá al frente. Así le daría la patada con total tranquilidad.
Ese es mi proyecto de vida. Y después me hincharé a follar.
A muchas mujeres les importa poco la edad si tienes pasta. Son todas unas putas.
Me estoy volviendo loco. Los hombres necesitamos encerrar a la anguila en alguna celda húmeda.

Ya en el baño, espero mi turno para mear, un Murphy de manual porque no me aguanto. Una esvástica pintada encima de una hoz y martillo, un imprescindible en un baño público, me recuerda a un documental sobre los últimos días del círculo más íntimo de Hitler.
Aquellos nazis encerrados en el Bunker de la Cancillería se dedicaron a beber y a follar como posesos mientras los siberianos de Zhukov bailaban la Kalinka encima de sus cabezas.
A un humano le entran ganas de practicar sexo cuando sabe que va a morir, busca aquello que le hace más feliz.
La culpa la tienen las endorfirnas.
Si existe Dios debe ser algo parecido a una endorfina. Lo más cerca de estar con Dios es en un orgasmo. Dios es un orgasmo. La culpa es de Dios. No podemos luchar contra la naturaleza.
Y Él nos castiga enviándonos mujeres estrechas y desafiantes. Cómo odio a la hermana de María.
Menos mal que aprieta pero no ahoga porque siempre hay guarras que se dejan hacer.

El inquilino del urinario termina su desalojo y con un gesto me indica que mi vejiga puede ser descargada. No existe sensación más agradable que mear cuando tienes muchas ganas, es un microorgasmo en toda regla.
Mientras meo de pie la pared de azulejos baratos y sucios se convierte en el muro de las lamentaciones. Los bunkerizados nazis folladores hacen que me olvide durante unos benditos segundos de María, pero Doña Perfecta es terca y vuelve una y otra vez como la mala hierba.
Y toca llamarla.
Llega el momento de la verdad. A la mierda la llamada, el Whatsapp es perfecto para hacer la avestruz.
<<Hola cariño.>> <<¿Te importa si ceno con estos?>> <<Hace mucho que no nos reunimos todos y no les puedo decir que no.>> <<Prometo compensártelo.>> <<TQ>>
Cruzo los dedos y el Rubicón. Necesito esa ronda más que nunca. Las chicas ya no me miran cuando vuelvo a pasar. Menudas calientapollas. La noche es mía.
Mi teléfono móvil vibra. Es María dándome luz verde. Buena chica. Menos mal que no tengo que llegar al punto de forzar discusiones y hacerme la víctima para salirme con la mía como hace Pepe.

Las cervezas dan paso a los chupitos, apenas picamos algo y eso aumenta nuestra borrachera. Tetas y culos. Nos medimos los penes. Culos y tetas. Pienso con preocupación en la mentira que le he contado a María. No estoy en ninguna reunión de amigos.
Observo a mi alrededor en busca de caras conocidas como una gacela que acaba de detectar el olor de la leona en la espesura. Me parece ver la cara de la hermana de María, pero es una ilusión óptica, un engaño de la mente.
Estoy obsesionado con esa perra, María me dijo que su hermana se fue a hacer barranquismo o alguna mierda de esas relacionadas con la montaña, es imposible que esté por aquí.
¿Dejaría huellas despeñar a alguien por un barranco? Por su culpa tuvimos que cerrar la copistería, con lo bien que estaba yo allí sin dar un palo al agua. También fue ella la que propuso colocar cámaras de vigilancia on-line. Es por seguridad. Maldita perra con mirada de gorgona, por su culpa no pude hacer de la trastienda un picadero.
¿Cuántos polvos habré perdido por su culpa? Nunca lo sabré. Los polvos perdidos son los peores, los que nunca fueron. Yo tengo uno que me amarga, lo llamo “Mi gran polvo perdido”.
Soy un memo.
Sucedió hace un par de años en una discoteca, una zorrita bailaba con unas amigas sin quitarme la vista de encima. Por aquel entonces, todavía conservaba mis abdominales perfectas.
-Tío dile algo, te está follando con la mirada.-Dijo Pepe con voz de incredulidad.
-Tengo novia, parece mentira que no lo sepas.-Repliqué haciéndome el ofendido.
-O le dices algo o me la trajino yo.-Dijo el mayor gilipollas sobre la faz de la tierra.
No hizo falta, aquella rubia de pelo corto y curvas de infarto vestidas de blanco se fue acercando lentamente hasta mi zona de seguridad sin darme yo cuenta. Qué buena que estaba. No me lo podía creer. Pepe tampoco.
Entonces, llegó la tragedia, la que ya se mascaba en mi interior.
Fue ella quien tomó la iniciativa y me invitó a echar unos bailes. A mí, a un tronco con patas al que le da vergüenza bailar. Intercambiamos cuatro palabras que no recuerdo y casi sin venir a cuento su boca pretendió comerse la mía.
No la cagues, María tiene pasta.
Le hice la cobra, la más grande y temida de la India. Me convertí en una jodida y absurda cobra. Qué imbécil. Y para rematar le dije que era muy guapa, pero tenía novia.
Jaque Mate a la oportunidad dorada.
Una ocasión así se tiene una vez en la vida y yo la tiré por el retrete.
Si por lo menos supiera su nombre la habría buscado por las redes sociales. Como vino, se fue.
Volví un par de veces por aquella discoteca con la esperanza de un reencuentro y nada, se la tragó la tierra.
Y allí quedé yo en desamparo, haciéndome más pajas que un mono de zoo y con cara de bobo. Para colmo, sintiéndome sucio porque en cierto modo le puse los cuernos a mi novia con esa chica que jamás probaré. ¿Por qué tengo ese sentimiento? Estoy con ella por su dinero. No puedo caer más bajo, me siento mal por serle infiel a mi novia con una realidad paralela.
Ojalá fuese como Pepe.

Pepe no tiene arrebatos ñoños como me sucede a mí. Estoy seguro que la culpa de ser tan blando es de Coelho y sus perogrulladas de autoayuda que consiguieron nublar mi mente durante un tiempo.
No hagas lo que no quieras que te hagan y mierdas similares.
Del puto Coelho y de los plañideros que tengo en las redes sociales proclamando al mundo su mala suerte porque el quinto amor de su vida de ese año, al que conocieron en Tinder, les ha dejado; y en vez de hacerse autocrítica y entonar un “mea culpa” se escudan en cartelitos repletos de frases vacías. Filosofia barata que colapsa la cabeza.
Cuando alguien desea algo de todo corazón, el universo entero conspira para ayudarle a cumplir con ese sueño. Por supuesto Coelho, ten huevos a predicar esa frase en el Cuerno de África a ver qué te dicen. Hijo de la gran puta.
Cuando alguien desea, bla, bla, bla...YO ME QUIERO FOLLAR A OTRA. Eso es lo que deseo. Quiero que alguien conspire para que se la pueda meter a alguna.
Por otra parte, la voz de mi madre intenta hacer de contrapeso. Ten cuidado con lo deseas porque se puede hacer realidad decía ella.
Mi madre es una buena mujer con valores, pero sin un puto duro. Qué sabrá esa perdedora. Deseo follarme a otra, eso es lo que deseo.
Será un oasis en el desierto con la que llevar una vida de asceta hasta que le chupe a María toda la sangre y pueda independizarme.
Lo mejor es no pensar y dejarse llevar...

Muchas copas después nos vamos a la discoteca del polvo perdido, hay buen “ganao”.
La Reina de mis Pajas ni está ni se le espera, pero me olvido pronto de ella. Hay donde elegir y esta noche los astros están alineados. Una chica no deja de mirarme con ojos lascivos.
Antes de lanzarme, me doy un par de vueltas por la sala. Todo despejado. Pide pista que despego. Me está saliendo tripa por culpa de María y su obsesión por la cocina, aunque seguro que me quiere cebar para hacerme solamente suyo. Con lo que yo era, la envidia de una estatua griega. Años y años de gimnasio tirados por la borda por culpa de esa chalada que no para de cocinar. Todo por agradar. Todo por convertirme en un gordo. Pero hay mujeres a las que no les importan los gordos mientras éstos tengan dinero.
Mis abdominales han desaparecido, mi swing discotequero sigue intacto.
Esta vez Pepe rebosa satisfacción. Pepe es un amigo y me echa un capote con la amiga de mi objetivo. Las dos tienen ganas de mambo. Las dos caen en nuestras telas de araña.
Me revienta un poco seguir bebiendo, las dos no paran de pedir chupitos y más chupitos. Ni Pepe ni yo podemos decirles que no; cuánto más ciegas vayan mucho mejor. Y eso no es todo, van de pastillas hasta las cejas y nos ofrecen.
En principio nos negamos, pero Pepe me convence porque según él las tías se ponen muy cachondas. Pepe es un buen amigo. Chupitos y más chupitos. Creo que me tomo otra pastilla. Menos mal que aviso a María de que no iré a dormir a casa. Le suelto algún rollo relacionado con ir a pescar. Apago el móvil. Quedarse sin batería es un clásico. Más chupitos.
Es hora de irse a un lugar donde las miradas indiscretas no tengan cabida. Premio. Mi próximo polvo ofrece su casa. Nado en una laguna mental. Las pastillas no me están sentando nada bien...

La culpa de hacer el pollo al ast la tiene la cama ajena y la extraña habitación. De la chica ni rastro. Algo no cuadra. Por algún motivo conozco el lugar.
Busco mi teléfono móvil y mi cartera en los pantalones. Todo está en orden.
No recuerdo nada, sólo el polvazo, pero tampoco cuadra. La chica era morena y en mi memoria estoy follando con una zorrita rubia vestida de blanco. Poco a poco me acordaré.
Malditos chupitos. Maldita resaca.
Me entra el hambre, busco la cocina como un asaltador de diligencias. La casa me suena mucho, estoy en un pequeño chalet.
La cocina es horrible y su estiloDiscovery 1no invita a la inspiración en el arte culinario.
El espacio es frío, casi diría que frígido como la hermana de María: encimeras monótonas de cuarzo blanco, vitrocerámica, abuso de rectas y ángulos, y por encima de todo, obsesión por esconder cacharros y utensilios como si fueran objetos de los que avergonzarse.
Conozco bien la cocina. Mi corazón late a ritmo de batucada, me encuentro en el chalet de la hermana de María. Estoy en una pesadilla. Mi plan peligra como nunca lo había hecho. ¿Cómo he sido tan imbécil?
De repente, unas voces comienzan a revolotear a mi espalda. María Magdalena, su hermana, la mujer de Pepe y las dos chicas que conocimos ayer me observan como si yo fuera una criatura repulsiva.
Envidio a Houdini. Invoco al gusano de Arrakis, pero ninguna lombriz gigante aparece del subsuelo para tragarme.
La hermana de María se erige en portavoz:

-A todo cerdo le llega su San Martín. Sabía que no eras de fiar. Las pastillas eran tranquilizantes, Pepe y tú sois idiotas. Casi que deberíais darme las gracias por la lección.-Sonríe con autosuficiencia.-Espero que le pidas perdón a María y te marches por donde has venido. No te la mereces. Eres un aprovechado que no la quiere.- Dice furibunda.
María y la mujer de Pepe son dos plañideras. No puedo mirar directamente a María, su visión me quema.
Las dos ganchos son guapas, un par de ganchos en la mandíbula. Son guapas pero yo sólo veo a dos guerreros orcos portando cimitarras envenenadas.
La cara de la hermana de María es la viva imagen de la satisfacción. Se ha salido con la suya y está disfrutando del maravilloso momento, paladeando hasta el átomo más diminuto de mi derrota.
La guerra interna me desgarra. Un desgarro total, nada de cuentos. Jodido gusano de Arrakis que no ha venido.
De repente, un ramalazo de bondad aparece en mi interior: es la redención ante el inminente juicio final. El pensamiento racional se desvanece.
Tengo mucho miedo. El aire entra en mis pulmones, pero me ahogo. La angustia está ganando.
La zorra de la hermana de María no puede ganar.
Piensa rápido, el futuro dorado que siempre había soñado se borra como Marty McFly en una fotografía.
Me invade el sentimiento de culpa.
Pienso en mi poca amabilidad con la hermana de María. Me habría gustado ganarme su confianza, jamás tuvimos que llegar a este punto.
Pienso en María, es un chica extraordinaria y yo he jugado con ella por su dinero.
Pienso en mi madre, a la que no le dispenso ni un minuto desde hace años porque no me aporta nada económicamente.
¿Será verdad que los soldados que están a punto de morir piensan en sus madres? Si Hollywood no nos la ha colado, tiene sentido. Los humanos antes de ser reclamados por la muerte intentan volver a la placenta, el primer lugar que conocieron de este plano existencial.
Pido perdón a todos en mi mente por comportarme como un parásito deleznable.
Entonces, un rayo de luz ilumina mi negrura espiritual. Cerca del chalet hay un barranco, si salgo corriendo estoy seguro que la hermana de María me perseguirá y una vez en el borde del accidente geográfico, la empujaré. Y cuando llegué María montaré una escena diciendo que fue todo un accidente, pediré perdón por lo que acaba de suceder y trataré de salvar a la zorra, aunque será inútil porque estará más muerta que la vida laboral de un filósofo.
Y María, rota por dentro, será carne de cañón. Una mujer desconsolada es un ser muy vulnerable.
El plan es descabellado, pero puede funcionar. Mi dinero no está perdido del todo.
El juicio final se pospone. Mientras hay vida, hay esperanza.

Salgo corriendo de allí como la corza herida. Los gritos de reproche se me antojan lejanos por culpa del efecto túnel. Correr es la máxima. Correr para alcanzar mi futuro brillante.
Parezco un cobarde, pero no huyo, estoy lamiendo mis heridas para volver a la carga.
Atravieso campos, bosquetes, carreteras de urbanización. El sol cae a plomo, pero no me importa. La resaca no es un impedimento. Un último esfuerzo y todo habrá valido la pena.
Los aguerridos y espinosos arbustos del sotobosque mediterráneo intentan frenar mi marcha lanzando cuchilladas contra mis piernas. No me importa. Los romeros no huelen a esa exquisita mezcla de pino y limón; huelen mejor: a victoria.

Por fin, llego al desfiladero, cuarenta metros abajo las piedras parecen dientes con ganas de morder. El desdichado que tenga aquí un desliz no disfrutará de una segunda oportunidad.
Me giro y allí está ella, su cara de satisfacción es historia.

-Déjame en paz, mi vida no tiene sentido. Lo mejor para todos es quitarme de en medio. Le he hecho mucho daño a María y nunca me lo perdonaré. El sentimiento de culpa me corroe.-Acércate hija de perra.
-Manuel no seas imbécil, me estás asustando. Una cosa es portarse como un capullo y otra ser un cínico. No te lo tomes a mal, nunca me gustaste, se notaba a leguas que querías aprovecharte de mi hermana. Y no te equivoques, no te tengo por una mala persona, solamente por un vago aprovechado.-Dice nerviosa.-Vete de nuestras vidas y recapacita. Que te sientes mal por lo que acaba de pasar dice mucho de ti.-Dice desesperada. No parece que las tenga todas consigo.
-Ya es tarde, sin María mi vida no tiene sentido. No podré soportar una vida sin ella, o lo que es peor, una vida sin ella sabiendo que le hecho tanto daño. María no merecía eso. Dile que la quiero.-Amago con tirarme.

Un chillido desgarra la atmósfera. La hermana de María corre a mi encuentro buscando mi salvación. Yo subo la apuesta corriendo riesgos. El dinero de María bien lo vale.
Algunas piedras se descuajan y caen al lecho seco del barranco. Eso no me lo esperaba. Por un segundo pierdo el equilibrio y me acojono, el suelo que me soporta pretende hacer un descenso de cuarenta metros.
No puede ser, intento agarrarme a la nada, el miedo me paraliza en el peor momento de mi vida.
Y cuando todo mi plan se viene abajo, cuando las piedras de abajo me reclaman, un brazo me rescata y me lanza tierra adentro. La hermana de María me ha salvado.
Todo sucede demasiado rápido, sin embargo parece que Dios está pasando el tiempo fotograma a fotograma. El movimiento de inercia ha puesto a la hermana de María en el filo del vacío. Los papeles han cambiado. Con los ojos me pide ayuda, si soy rápido la podría coger de una extremidad y devolverla a la zona de seguridad.
Una roca bajo sus pies se resquebraja. Más difícil todavía. La hermana de María está a mi merced. Si salto sobre ella la salvaré. Ella me perdonará, María me perdonará. Seré un héroe que nadará el resto de su vida en abundancia sin pegar un palo al agua.
¿Existe el crimen perfecto? No puedo correr riesgos y además se lo merece.
-Adiós zorra.

Escucho un espeluznante crujido de huesos. Ahora ya sé lo que es tocar el cielo.
El culpable paradójico de esta maravillosa sensación es el fondo de un profundo barranco.
El berrido más espeluznante que han escuchado alguna vez mis oídos me saca del ensimismamiento momentáneo. Con lo que estaba disfrutando del espectáculo.
Me giro y veo a María y a los pseudoligues. Lo han visto todo, han sido testigos del accidente. Han visto que yo no la empujé. Mi dinero está a salvo. Mi futuro brillante sigue su curso.
Ahora toca ponerse dramático y hacer el paripé de salvador.
María no fue culpa mía, ha sido un cúmulo de infortunios, de desgracias que no se curan en soledad. Intenté salvarla, hice todo lo que pude. Dios mío ¿por qué eres tan injusto?
El dolor nos unirá. María, lo estoy pasando fatal por la muerte de tu hermana, ha sido todo por mi culpa, no sé como podré vivir con un estigma tan lacerante. Ayúdame. Ayudémonos.
Y con el tiempo, cambio de rumbo: tu hermana era una paranoica, la culpa de esa noche la tuvo Pepe. Ella veía siempre fantasmas donde no los había. Aún así, hice todo lo que pude por salvarla.

-Noooo, quise salvarla y no pude hacer nada. Vosotras lo habéis visto. Joder, joder. Maldita sea.-Grito desesperado.-Rápido, pedid ayuda, voy a bajar como sea al fondo del barranco a socorrerla. Qué desgracia, qué desgracia. Creo que está viva, voy a hacer todo lo que esté en mi mano. Corred, llamad a emergencias mientras yo bajo a rescatarla.

Estoy empalmado y muy cachondo. Mi proyecto jamás había estado tan cerca de materializarse.
Por si fuera poco, la hermana de María también heredó una buena suma de sus padres y María es la heredera de su hermana. Pepe es abogado, seguro que me puede asesorar sobre como convertirme en el heredero de María.
Tañidos de campana resuenan entre vestidos blancos y papeles oficiales.
Seguro que tu hermana lo habría querido así.
Observo a María como un pollo sin cabeza cerca del barranco. Pensar en la herencia me acaba de dar una idea.
¿Existe el crimen perfecto?





GLOSARIO:

Discovery 1: Nave espacial de ciencia ficción que aparece en la película 2001: Una odisea del espacio de Stanley Kubrick, así como en la saga de novelas Odisea espacial de Arthur C. Clarke.

Gueorgui Zhukov: Mariscal soviético, artífice de las mayores victorias del ejército rojo durante la 2GM (Moscú, Leningrado, Stalingrado, Kursk, Varsovia y Berlín).

Gusano de Arrakis: Forma de vida ficticia del planeta desértico Arrakis del Universo Dune.

Harry Houdini: Ilusionista y escapista austrohúngaro nacionalizado estadounidense.

John Bonham: Baterista del grupo Led Zeppelin.

Marty McFly: Protagonista de la trilogía “Regreso al Futuro”, interpretado por Michael J. Fox

Morfeo: Dios de los sueños en la mitología griega.

Paulo Coelho: Novelista, dramaturgo y letrista brasileño.


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