lunes, 30 de julio de 2018

CULPABLE

No se me permite hablar pero tampoco podría articular palabra,
si lo intentara lo mas seguro que el único sonido que saldría de
mi boca sería un extraño  chasquido,
Los nervios me han vaciado de saliva de tal manera
que  sería imposible despegar mi lengua del paladar
totalmente seco.
La esterilidad de la habitación no ayuda demasiado,
una brillante iluminación, unas paredes
excesivamente bancas y la ausencia de cualquier
decorado le dan un aspecto de quirófano aséptico.
Pero en vez de una camilla hay una silla y enfrente
dominando la habitación una cristalera como esas
que salen en los interrogatorios de las  películas de
policías. ¿Me pregunto si existirán de verdad?

Pero por desgracia no estoy en una película
y yo si puedo ver a través del cristal. Varias figuras observan la escena, apenas son unos centímetros de vidrio pero suficientes para crear una distancia enorme y decisiva. La distancia que separa la culpa del reproche, el arrepentimiento del perdón.

Entre las siluetas adivino la de una mujer parece
que está llorando desconsolada y a su lado
un hombre le agarra del hombro muy fuerte tan fuerte
que por un momento en mi cabeza solo cabe la idea
de que si en realidad llora por el dolor en el brazo.
Esta idea estupida hace que sea consciente
de mi propio dolor, mis uñas han dejado unas huellas
rojizas en las palmas de mis manos, el fruto
de apretar con fuerza los puños más tiempo
del que soy capaz de recordar.

Busco compasión entre los rostros del otro lado,
apenas una pizca de complicidad entre la rabia
que asoma en los ojo de algunos y la indiferencia
en otros.  Quizá mi ansia encontrar el perdón
hace que mi mente me esté jugando una mala
pasada y sólo lo imagine.
¿Porque iban a perdonarme?, en pocas horas todo
acabara y cada uno volverá a sus casa, a su vida.
Todos al final olvidarán este día que se perderá entre
la monotonía de los demás.
Bueno todos no, la mujer no olvidará , esa mujer
no perdonará y seguramente me odie durante
toda su vida. La rugosidad del vidrio le da un
aire irreal casi fantasmal, ojala lo este imaginando ,
ojala fuese un sueño, pero el tacto del metal
en mis manos es la mayor prueba de que no
es un sueño de que lo que está ocurriendo
es muy real.

De pronto veo movimiento tras el cristal, significa
que ya no hay marcha atrás, que se aproxima la hora.
Un desagradable gusto a ocre me recorre desde el
estómago a la garganta, son los nervios o señal de
que mi cuerpo no ha tolerado  la última comida.
Las siluetas se agitan al otro lado, una sombra
cruza lah abitación y se dirige hacia la puerta que l
a conecta con este lado.
Antes de que se abra completamente y la figura
entre, pienso en cómo he llegado
hasta aquí, y en si pudiera volver atrás, volver justo antes de la llamada de Carlos.

-Hola?
-Hola Jaime soy Carlos, Estoy buscando a alguien
que me pueda ayudar. Estas ocupado?
Eché un vistazo rápido a mi alrededor,
hacía días que prácticamente no salía de casa,
en realidad una estancia minúscula que servía a
la vez de sala de estar dormitorio y cocina.
Sobre el sofá-cama descansaban un par de
vaqueros sucios y varias camisetas que bien
por desidia o por pereza no había recogido en
varios días. Una mancha en forma de cara monstruosa
en una camiseta blanca me miraba con reproche
pero hacia días que había decidido ignorarla.

- Pues en realidad me pillas bastante ocupado-Mentí

Al otro lado del teléfono Carlos, pareció contrariado,
su silencio me permitió escuchar de fondo el sonido
de una tele permanentemente encendida. la chica
de los informativos anunciaba la primera ejecución
desde la restauración de la pena de muerte en
España. La locutora no debía tener más de 30 años
pero aparentaba menos de  20, relataba la noticia
con una amplia sonrisa seguramente ni siquiera
sabía de lo que estaba hablando solo repetía las
palabras que alguien había escrito por ella.
Para ser sincero los trapicheos de Carlos nunca
me habían gustado. Carlos no era mala gente pero
para los negocios no tenía lo que se dice un ojo de
lince precisamente, esto unido a una mala suerte
que parecía que le perseguía como un cobrador
del frac cobrando horas extras, provocaba que
sus "negocios" acaban siempre en desastre
y estuviera siempre escondido y en líos de juzgado.
La única vez que la vida le dio algo de suerte
fue el dia que su hermana se casó con un
"joven prometedor"  de buena familia y grandes
influencias, que había conseguido
un alto puesto en el ayuntamiento y era quien
acababa sacándolo de todos los líos en los que
se metia, imagino que más que por simpatía a su
cuñado que por dejar de oír las impertinentes  
súplicas de su devota y obediente mujercita.

-Mira Jaime se que no estás pasando por un buen
momento y lo que voy a ofrecerte si sale bien
podemos ganar una buena pasta.
- Pero qué dices? No tengo ningún tipo
de problemas- volví a mentir

Llevaba 3 meses sin pagar el alquiler,
las amables notas del habían dado paso a las
visitas de cortesía en las que amablemente se me
invitaba a pagar o abandonar la casa con la
compañía de unos simpáticos policías que me
ayudaran a realizar la mudanza y encontrar la salida.
Eche otro vistazo a la habitación, en una esquina
de la mesa una torre de latas vacías de cerveza
amenazaba con caer al vacío y aterrizar sobre una
cama de envases de comida preparada de esas
que el super deja a mitad de precio cuando están
a punto de caducar.

- Esta bien, déjame que lo piense.

Creí que solo lo había oído en mi mente, pero debí
haberlo dicho en voz alta.

"Oh Dios creador concede al alma de tu siervo
la remisión de todos sus pecados..." Las palabras
me devuelve al presente, el que ha entrado en
el "quirófano" es un cura católico, me pregunto si el condenado es religioso o se ha convertido al saber la muerte tan cerca intentando hacer la mayor cantidad de méritos no sea que Dios exista y se vea condenado para siempre también en la otra vida.
"Para que alcance el perdón..." Estoy convencido
de que esta vez las estas palabras van dirigidas
a mí, la culpa, el perdón.
¿Me perdonará la mujer que llora?, ahora puedo
distinguirla bien; por la edad debe ser la madre
del condenado no se si podría oírme, pero me
gustaría gritarle que no es nada personal, que no
es culpa mía, al fin y al cabo yo solo soy un
instrumento soy la herramienta pero yo no decido,
no puedo decidir.

¿Quien sabe? A lo mejor se lo merece.
No se si es un asesino, un violador, un ladrón,
pero sí está condenado a muerte será por algo.
Miro de nuevo a la mujer, la veo de manera
diferente, igual es culpa tuya. ¿No es cierto de
que los padres son los culpables de los errores
de los hijos?, en realidad muchos asesinos
y violadores lo son por culpa de una infancia
terrible, llena de maltrato e indiferencia.
¿Lo maltrataste?. ¿Por eso lloras?. Ahora lo veo
todo más claro, eso es, hay algo distinto en la
mujer, no me había dado cuenta pero son sus ojos,
en realidad reflejan culpa, no llora por angustia
sino por culpabilidad. Estoy más que seguro.

"Espero que todos los que están aquí puedan
hacer las paces con esto, no hay casos juzgados
exentos de errores..."  mis últimos pensamientos
me han dado valentía y antes de que el condenado
acabe sus últimas palabras hundo con fuerza
el punzón de hierro del garrote en su cuello.
Mientras oigo el crack de las vértebras,
hago cuentas, y pienso en cuántos meses
de alquiler de la casa puedo adelantar una
vez haya pagado mis deudas.

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